5 rutas de aventura por Sri Lanka que te dejarán sin aliento

Sri Lanka es eso: naturaleza, espiritualidad y aventura en un solo destino.

Viajar a Sri Lanka es ir en busca de aventuras en una isla donde cada región te sorprende con paisajes cambiantes, aromas de especias, templos milenarios y una naturaleza que te atrapa desde el minuto uno. Muchos conocen la isla por su cultura budista o por sus playas de postal, esa es la imagen que más se proyecta de este país. Pero pocos se imaginan que aquí se esconden experiencias activas y cargadas de emoción que pueden dejar huella en cualquier viajero.

Si eres de los que disfrutan sudando la camiseta, subiendo montañas, explorando junglas o con el rugido del mar, prepárate: estas son cinco rutas de aventura en Sri Lanka que te van a poner a prueba.

¿Por qué Sri Lanka es un destino perfecto para viajeros que buscan aventura?

El principal motivo es que es un país pequeño, pero inmenso en diversidad. En unas pocas horas puedes pasar de caminar entre picos envueltos en niebla a escuchar rugidos de leopardos en un safari, de pedalear entre ruinas de antiguos reinos milenarios a surfear olas o estar en la soledad de las montañas frentes a cascadas de gran belleza. Sri Lanka es esa mezcla de cultura, espiritualidad y naturaleza salvaje que engancha, y todo ello en distancias cortas y muy asumibles que lo hacen muy accesible y relativamente cómodo.

Trekking en las Tierras Altas: naturaleza en estado puro

Las tierras altas de Sri Lanka son ideales para los senderistas. Senderos que se pierden entre bosques húmedos, riachuelos que caen en cascadas escondidas y aldeas rurales donde el tiempo parece haberse detenido y que preservan una cultura local tremendamente rica. Caminar aquí es adentrarse en una Sri Lanka que pocos viajeros alcanzan a conocer. Lejos de los focos más concurridos de este país.

El esfuerzo se recompensa con miradores donde el horizonte se desdibuja entre montañas y nubes. La sensación de llegar a la cima después de horas de caminata es de esas que se graban en la piel. Además, depende de la ruta que elijas, puedes refrescarte en cascadas solitarias situadas en entornos de gran belleza natural.

Ascenso al Pico de Adam: un reto espiritual y físico

Subir al Adam’s Peak no es solo una cuestión de resistencia, sino también de fe. Son más de 5.000 escalones los que separan la base de la cima, y miles de peregrinos lo recorren cada año en busca de la huella sagrada que, según la tradición, dejó aquí Buda.

La subida de madrugada, con farolillos iluminando el camino, tiene algo mágico. Y cuando al fin amanece en la cima, el cansancio desaparece y deja paso a las impactantes vistas. Ver cómo el sol pinta de dorado las montañas hasta el infinito donde alcanza la vista es uno de esos momentos que justifican todo el esfuerzo realizado.

Para gente que no quiere cansarse demasiado, y busca algo más accesible, está el Little Adam’s Peak. Eso sí, mucho más concurrido, ya que está situado en las inmediaciones de la ciudad de Ella. De hecho es de las excursiones más conocidas de la zona. Aquí el esfuerzo no es tan pronunciado, en 45 minutos o una hora a un paso normal estás arriba, y las vistas son realmente de gran belleza. Las agrestes montañas se encienden con un juego de luces indescriptible.

Safari en el Parque Nacional de Wilpattu: la alternativa salvaje

Si piensas en safaris en Sri Lanka, seguro que Yala te viene a la mente. Pero en Yala hay muchísimo ajetreo de coches y turistas. Wilpattu es la joya menos transitada: más silenciosa, más salvaje y con menos jeeps. Aquí los leopardos, los elefantes y los osos se mueven a su ritmo, y la sensación es la de estar de verdad en su territorio. Quizá la densidad de animales no es tan alta como en Yala (dependiendo de la época del año) pero tampoco la densidad de visitantes es la misma. ¡A nosotros nos compensa!

Avanzar en 4×4 por pistas de arena roja, entre lagunas y junglas, es adictivo. Puede que no veas tanto como en otros parques, pero lo que veas, lo sentirás mucho más auténtico sin duda.

Rutas en bicicleta por Anuradhapura: entre ruinas y jungla

Anuradhapura, la antigua capital de Sri Lanka, es literalmente un museo al aire libre. Y recorrerlo en bicicleta es una de las mejores maneras de sentirlo y descubrirlo. Entre templos, estupas gigantes y árboles sagrados, pedaleas por caminos donde la jungla se va tragando poco a poco la historia.

El ritmo lento de la bici te conecta con el entorno: monjes caminando descalzos, familias haciendo ofrendas, monos en lo alto de las ruinas atentos a todo lo que puedan sustraer. (¡así que cuidado!) Es una mezcla única entre arqueología, historia, espiritualidad y vida cotidiana.

Surf en Arugam Bay: adrenalina sobre las olas

Y para cerrar esta lista, si eres de los adictos a los deportes ligados al mar, nada mejor que el surf en Arugam Bay, el paraíso por excelencia de los adictos a las olas. Aquí, en tierra firme, se respira un ambiente relajado y mochilero, pero una vez en el agua todo se transforma en adrenalina.

Si te gusta el surf posiblemente te suene este lugar. Las olas de Arugam Bay son famosas en todo el mundo, y tanto si eres principiante como si ya llevas años con la tabla, encontrarás tu lugar. Al salir, la recompensa: un coquito fresco en la playa y una puesta de sol de esas que hacen historia. Es un buen lugar para quedarse unos días si te gusta la energía que da el estar cerca del mar.

Sri Lanka es eso: naturaleza, espiritualidad y aventura en un solo destino. Y estas cinco rutas son solo el comienzo de lo que esta isla puede ofrecer a los que buscan algo más que un viaje de playa y templos. Puedes pasar más o menos días, pero lo que está claro es que aquí no te vas a aburrir. ¡Es un destinazo con mil opciones para todos los gustos!

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